Si realmente deseas lucir una piel renovada y joven, no puedes dejar de integrar un exfoliante corporal en tu rutina de cuidado. Pero ¿sabes cómo usarlo correctamente para conseguir los resultados deseados?
La comunidad dermocosmética coincide en que esta rutina constituye la vía más sencilla y efectiva para favorecer la oxigenación, depuración y regeneración de una dermis que, de forma natural, va sumando residuos al cabo del día.
Aunque la piel está programada para renovarse una vez al mes, con el paso de los años esta dinámica se va ralentizando y resulta necesario ayudarla mediante el peeling, casero o profesional.
Por eso, en las próximas líneas te facilitamos todas las claves en torno a este básico del cuidado de la piel para que de aquí en adelante sepas qué agente exfoliante es el idóneo y cada cuánto y cómo debes aplicarlo.
Por qué deberías exfoliar tu cuerpo
Son varios y recurrentes los desechos que se acumulan sobre la capa más superficial de nuestra piel.
Así, el sudor, la contaminación, el maquillaje y las cremas que te aplicas o el propio proceso de renovación celular propician que multitud de impurezas y células muertas queden adheridas a la piel, entorpeciendo su correcta transpiración y nutrición.
Por eso se muestra sin brillo, con irregularidades en su tono y estructura, y se siente tirante y desvitalizada.
Tu piel te está pidiendo ayuda, te está pidiendo que retires esa capa de desechos que interfiere en sus procesos naturales.
Los beneficios más evidentes de la exfoliación corporal vienen a hacerse notar desde el tejido conectivo, a nivel profundo, y se sustancian como sigue:
- Favorece la renovación celular, la capa de células nuevas emerge fresca y sana.
- Estimula la circulación sanguínea y linfática, lo que, de manera indirecta, contribuye a revertir inconvenientes como la celulitis o las estrías.
- Combate el tono apagado y las manchas, mitiga las grietas y estrías y regula la producción de sebo.
- Promueve la producción de colágeno y elastina para lucir una tez más tersa, joven y mejor preparada para afrontar posibles agresiones, presentes y futuras.
- Previene el vello enquistado.
- Prolonga el bronceado e intensifica su tono.
- Ayuda a retrasar los signos del envejecimiento prematuro.
Te enseñamos: Cómo quitar los granos de la espalda
Las diferentes opciones que tienes
Tan importante como implementar la exfoliación cada semana es saber elegir el agente apropiado para tu piel. Esto es, aquel que no la irrite o debilite su composición por resultar demasiado abrasivo.
Existen 3 tipos de exfoliación:
- La física o mecánica. Es la que se vale de gránulos para arrastrar la suciedad al masajear con ellos tu cutis. Es la exfoliación más popular. Resulta especialmente beneficiosa para las pieles grasas o con tendencia al acné y para las mixtas, al procurarles el grado de limpieza que precisan y pueden tolerar.
Recomendación: El mejor gel exfoliante del mercado
- La química. A partir de vegetales, del azúcar o de la leche se obtienen ácidos que exfolian al contacto con la piel. En lugar de arrastrar, despegan las uniones de las células muertas y del resto de residuos acumulados, facilitando su eliminación.
Así, los ácidos málico, láctico o glicólico son muy apropiados para tratar la tez sensible o con manchas, el salicílico para desinflamar y mitigar el exceso de sebo de las grasas, con espinillas y poros dilatados, y el ácido lactobiónico para paliar la sintomatología asociada a la rosácea, eczema o flacidez.
- La enzimática. Se aprovechan diferentes enzimas para depurar las pieles más sensibles. Al entrar en contacto con el agua el exfoliante se activa y despliega su ciencia para limpiar en profundidad. Están indicados para cutis muy sensibles, pigmentados o con poros obstruidos.
Exfoliante de café: beneficios y cómo hacer uno
Tips para exfoliar correctamente tu cuerpo
Al margen de conocer cuáles son las bondades de la exfoliación y los tipos de exfoliantes con que cuentas, es preciso que sepas llevarla a la práctica correctamente.
Solo así podrás aprovechar todos los beneficios de los que te hemos hablado. Toma nota de estas sencillas pautas para lograrlo:
La pauta general es que te habitúes a exfoliar tu cuerpo cada 2 o 3 días, un máximo de 3 veces por semana. Sin embargo, esta frecuencia se verá condicionada por tu tipo de piel.
Si es muy sensible o presenta una condición que reclama cuidados especiales, como es el caso de la rosácea, de la dermatitis o de la psoriasis, deberías consultarlo con tu dermatólogo. Lo más probable es que te recomiende que la practiques cada 10 días.
Un consejo: reserva un momento para esta rutina. Te ayudará a relajarte al saber que estás regalándote un rato para mimarte y embellecerte.
La zona siempre debe estar limpia antes de exfoliarla, por lo que deberás aplicarte el gel o la limpiadora con anterioridad.
Si optas por un exfoliante físico, salvo que presente una alta carga de humectantes, deberás aplicarlo sobre la piel humedecida con el fin de no dañar su estructura.
Realiza movimientos circulares ascendentes y ejerce una ligera presión. Comienza por los tobillos y ve avanzando hasta llegar a los hombros.
En el caso de las exfoliaciones química o enzimática, deberás aplicar el producto y dejarlo actuar sin masajear. Al cabo de 10 o 15 minutos retira con abundante agua tibia.
Dada su predisposición a generar fotosensibilidad, no olvides aplicarte protector solar tras su uso y moderar la exposición al sol.
El escote y el pecho son zonas delicadas que no deberían formar parte de tu recorrido. En cambio, las callosas como talones, rodillas o codos reclamarán más tiempo, debiendo realizar varias pasadas sobre ellas.
Válete de un guante de crin, de un cepillo exfoliante o de una esponja, si tienes la tez sensible, para cerciorarte de eliminar todas las impurezas en áreas extensas o de difícil acceso como la espalda.
Este gesto, a su vez, te ayudará a rebajar la celulitis, ya que favorecerá que los adipocitos, o depósitos de grasa, se movilicen.
Una vez finalizada la exfoliación resulta indispensable que hidrates tu piel.
Nuestra recomendación apunta a los aceites vegetales, puesto que constituyen la fuente de humectación más pura y concentrada que existe para la dermis.
No solo le proveerás de la humedad que necesita para llevar a cabo sus funciones de regeneración y protección frente a los radicales libres, sino que le estarás ayudando a mantenerse joven y bonita por más tiempo.
Si vas a depilarte, prueba a acometer el peeling la víspera para no sensibilizar en exceso tu piel. Evitarás el vello enquistado y tu epidermis lucirá más brillante, tersa y sin manchas ni marcas.
En definitiva, la exfoliación es un cuidado indispensable durante todo el año que apenas te llevará unos minutos.
A cambio, lograrás una piel en condiciones óptimas para sobrellevar el paso del tiempo y las agresiones a las que, inevitablemente, debemos exponerla.
Como ves, una vez sepas cuál es tu tipo de piel y las necesidades de esta, sabrás qué agente exfoliante es el más adecuado para el cuerpo, y cómo usarlo correctamente.
Resumen