Si tú o alguno de tus hijos tenéis piel atópica, ya sabes, por experiencia directa, que pica.
El picor es el peor síntoma de la dermatitis atópica, y el que más afecta a la vida cotidiana, pudiendo incluso llegar a condicionarla totalmente.
El picor provoca insomnio, ansiedad y hasta depresión. Estos “daños colaterales” de la DA, causan o intensifican el estrés, empeorando el estado general de quienes lo sufren.
La falta de descanso y el constante desasosiego, producido por el picor, inciden directamente en la calidad de vida de los pacientes, que, en algunos casos, ni siquiera pueden hacer vida normal durante los brotes más agudos.
Además, el persistente e intenso picor, sumado al aspecto de la piel, provocan, en algunos casos, el rechazo social del enfermo, y en otros, su aislamiento voluntario.
Para rematar el panorama, el rascado, casi inevitable cuando los picores son una auténtica tortura, puede empeorar el estado de la piel y dar paso a infecciones. Y a más picor.
Eliminar el picor o, al menos, reducirlo, es vital para quienes padecen DA.
Causas del picor
La dermatitis atópica, piel atópica o eccema, tiene origen genético, pero necesita de algún factor externo desencadenante.
Suele presentarse en bebés lactantes y, en la mayoría de los casos, mejora con el paso del tiempo, hasta desaparecer en la pubertad.
Cuando aparece en adultos, puede ser especialmente virulenta y difícil de tratar.
Hoy por hoy no tiene cura, aunque hay nuevos tratamientos muy prometedores y con pocos efectos secundarios.
De todos los síntomas que presenta -inflamación, sequedad, lesiones en la piel, pápulas-, el picor es el que más afecta a los que la sufren.
Las causas del picor son:
La histamina
La histamina es una hormona presente en nuestras células, que se libera de forma incontrolada cuando el sistema autoinmune reacciona ante cualquier estímulo que identifica como un peligro potencial.
Es vasodilatadora, y, liberada en exceso, provoca inflamación y origina las conocidas reacciones alérgicas.
En la dermatitis atópica, el sistema autoinmune responde desproporcionadamente a determinados estímulos, elevando los niveles de histamina en la piel y dando paso al prurito.
Entre los agentes externos que pueden provocar la liberación de histamina, están:
- El frío o el calor excesivos.
- La humedad o la sequedad ambientales.
- Alérgenos que entran en contacto con la piel.
- Sudor.
- Estrés.
- Alérgenos alimentarios.
La sequedad
La piel es la barrera natural que protege y defiende nuestro cuerpo de posibles agresiones externas.
Cuando esta barrera se deteriora, la piel no puede mantener los niveles de hidratación y lubricación necesarios, resecándose y agrietándose.
A su vez, este deterioro acelera la pérdida de agua y lípidos, provocando un círculo vicioso, que puede conducir a un rápido empeoramiento, por lo que es fundamental mantener la piel hidratada.
Las infecciones
La propia condición de la piel deteriorada, y los rascados intensos y continuos, causan erosiones y heridas en la piel, que, como no funciona normalmente, no puede defenderse de virus, bacterias, hongos y agentes alérgenos.
De ahí la importancia de tener la piel siempre limpia, pero equilibrada: un exceso de limpieza solo comprometerá más las defensas cutáneas.
Si es fácil entender que el rascado no es la solución y que únicamente empeorará la situación, no es fácil, para quien vive con constantes picores, evitarlo. De hecho, en muchas ocasiones, los enfermos no son conscientes de rascarse, y lo hacen incluso durante el sueño.
El picor es especialmente angustioso en los bebés, y es muy difícil evitar que se rasquen.
Para evitar o aliviar el picor, por lo tanto, hay que:
- Hidratar la piel.
- Repararla, en la medida de lo posible.
- Eliminar o reducir la exposición a posibles desencadenantes.
- Tomar conciencia del rascado.
Cómo combatir el picor
Aunque todos los consejos que te damos aquí sirven para las pieles atópicas en general,
- Si tienes hijos con DA puede interesarte el siguiente artículo: Dermatitis atópica en bebés: síntomas, causas, tratamiento y cuidados.
- Si quieres saber más sobre los cuidados de una piel con DA, te recomendamos: Remedios eficaces para la dermatitis atópica.
Mantén la piel limpia
Ante una piel dañada, la primera defensa es la higiene, que debe ser escrupulosa y suave a la vez.
- Las duchas y baños hazlos con agua templada. No alargues demasiado el tiempo en el agua (no más de 10 minutos para las duchas y 20 para los baños).
- Descarta esponjas, manoplas, cepillos y cualquier otro objeto que pueda empeorar la piel: usa las manos para lavarte.
- Utiliza jabones, geles, champús, suavizantes, etc. neutros o algo ácidos (la piel atópica pierde el equilibrio del pH, que es ligeramente ácido): cuantos menos componentes químicos, colorantes y conservantes contengan, mejor.
- No frotes la piel al lavarte y, siempre que puedas, usa el jabón solo para los genitales, los pies y las axilas.
- Hay productos especiales para pieles atópicas, incluso jabones sin detergentes (syndets): puedes probarlos o usarlos con regularidad.
- Sécate con toallas de algodón 100% y sin frotar.
- Ten las uñas, siempre, lo más cortas posibles.
Hidrata la piel… y vuelve a hidratarla
- Las emulsiones hidratantes son imprescindibles para proteger la piel atópica, así como para mantener y restaurar la barrera cutánea: no solo aportan humedad y lubricación, sino que sellan la piel.
- Usálas tantas veces como tu piel las demande, pero, por lo menos, dos veces al día.
- Cuando te pongas la hidratante después de la ducha o el baño, hazlo sobre la piel ligeramente húmeda. Mejorarás el efecto de la crema.
- También hay productos específicos para pieles atópicas, pero si no los usas, recuerda que debes buscar aquellos que no contengan perfumes, colorantes, muchos conservantes, parabenos y, en general, productos químicos.
- Observa la composición de los productos que uses, y encuentra el que mejor te vaya. Es posible que tengas que ir cambiando, de vez en cuando.
- Las cremas de base oleosa son más recomendables que las de base acuosa.
- Intenta que tengan ingredientes reparadores, antiinflamatorios y calmantes.
- Aplica la crema sin frotar.
- Si tienes que usar algún tratamiento médico tópico, póntelo antes de la hidratante y espera a que la piel lo absorba.
- Aquí encontrarás toda más información sobre Las mejores cremas para pieles atópicas.
Pon atención a tu entorno
- Intenta no exponerte a temperaturas extremas, ni a ambientes muy húmedos o secos.
- Mantén tu casa, tu coche, tu lugar de trabajo, limpios y ventilados.
- Retira alfombras y moquetas.
- La ropa de casa y de cama, debe ser, preferiblemente de algodón, y las tapicerías, lo menos sintéticas posible.
- Compra limpiadores y detergentes con pocos ingredientes químicos, sin perfume, etc.
- No uses suavizante para la ropa.
- Aclara la ropa dos veces, sobre todo la de los niños.
- No utilices ambientadores.
- Cuidado con los insecticidas en todas sus versiones.
- Si tienes mascotas, tenlas siempre limpias y desparasitadas. En algunos casos, hay que prescindir de las mascotas.
Cuídate a diario
- Come sano y equilibrado. Si quieres más información sobre la mejor dieta, te recomendamos: La mejor alimentación para la piel atópica.
- No elimines alimentos de tu dieta si no tienes alergia o intolerancia: no atiendas a las modas. Una dieta desequilibrada no te va a ayudar.
- Bebe, para mantener la hidratación. Reduce o elimina las bebidas energéticas, excitantes y el alcohol.
- Modera la ingesta de azúcar.
- Usa ropa cómoda, holgada y de algodón. No utilices tejidos sintéticos ni lana.
- No uses colonias ni perfumes.
- Reduce al mínimo el uso de desodorantes, espuma de afeitar, maquillaje, tintes, laca de uñas, etc.
- Tanto las joyas, como la bisutería, pueden provocar reacciones en la piel.
- Haz ejercicio o practica algún deporte, pero procura no sudar demasiado. Después, dúchate e hidrátate.
- Siempre que puedas, realiza actividades que te gusten y te relajen.
- Intenta rebajar el estrés o aprender a manejarlo.
Tratamientos médicos
Ante brotes especialmente virulentos y con mucho picor, los tratamientos médicos son una ayuda importante; en casos de atopia moderada o grave, resultan imprescindibles.
No te automediques ni te sobremediques: en este caso, sí que viene del todo a cuento lo de que “puede ser peor el remedio que la enfermedad“.
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Corticoides.
Aunque hay cremas que los incorporan y no necesitan receta, es importante que consultes con tu médico la conveniencia de usarlos, cómo y durante cuánto tiempo hacerlo.
Normalmente se usan corticoides tópicos, pero en algunos casos puede ser necesario usarlos en su forma oral.
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Antihistamínicos.
De nuevo, cuenta con tu médico antes de tomarlos.
Son tratamientos, generalmente orales, que reducen la inflamación y el picor.
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Inmunomoduladores tópicos.
De probada eficacia, controlan el picor, la inflamación, y acortan la duración de los brotes.
Sólo con receta médica y bajo supervisión facultativa.
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Inmunosupresores.
Se utilizan en casos graves, porque sus posibles efectos secundarios.
Necesitan de visado médico, supervisión y analíticas periódicas.
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Fototerapia.
En algunos casos, da excelentes resultados, pero en otros puede estar contraindicada. El médico será quien decida si es recomendable, y quien establezca el tratamiento y su duración.
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Vendas oclusivas.
También dan muy buenos resultados, pero no están indicadas en todos los casos. El tratamiento deben recetarlo y realizarlo profesionales: una piel infectada, o con peligro de infección, podría no ser la más indicada para recibir un tratamiento que va a taparla y mantenerla húmeda.
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Antibióticos.
No tienen utilidad alguna en el tratamiento de la dermatitis, pero sí cuando aparece una infección en la piel.
Es el facultativo el que tiene que prescribirlos, y quien te indicará cómo tomarlos y durante cuánto tiempo: sigue sus instrucciones al pie de la letra.
Otras formas de afrontar el picor
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Cremas y pomadas con base oleosa
Que incorporen productos calmantes: laureth-6,5, polidocanol, mentol, alcanfor, taninos, ceramidas; plantas medicinales como caléndula, aloe vera, avena, cola de caballo, regaliz, lavanda, llantén… y tantas otras.
Puede resultar más cómodo usarlas por la noche, y dejar las menos untuosas para el día.
Recuerda probar cualquier producto antes de usarlo.
No utilices cremas con hidrocortisona o cualquier otro corticoide sin consultar con tu médico, ni durante mucho tiempo, aunque las tengas recetadas: los corticoesteroides tópicos no deben utilizarse durante períodos demasiado prolongados sin supervisión.
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Baños
Tanto baños de mar como baños en casa.
Los baños de mar son muy efectivos, y ayudan a cuidar y restablecer la barrera cutánea. Después del baño, no olvides aclarar la piel muy bien, hidratarla y ponerte un protector solar.
En casa, puedes tomar baños a los que añadas:
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- Sal marina pura al 100%.
- Emolientes.
- Vinagre de manzana: dos o tres tazas de vinagre en el baño. Calma el picor, restablece el pH de la piel y aporta elementos que la cuidan y recuperan.
- Lejía: añade una o dos tazas de lejía a la bañera llena. Aunque te suene extraño, da buenos resultados.
No prolongues el baño por más de 15 minutos y aclara la piel con agua abundante antes de salir.
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- Infusiones hechas con plantas medicinales: calman, reducen la inflamación, y contribuyen a equilibrar y sanar la piel.
Hierve 100 g. en un litro de agua, déjalo reposar al menos 5 minutos e incorpóralo al baño.
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Aceites
Los aceites aportan protección extra contra la sequedad, se extienden con facilidad sobre la piel y la suavizan.
Aunque hay aceites cosméticos, procura que no lleven componentes químicos.
Hay aceites que, además de ponerte, puedes incorporar a las comidas, y que reforzarán las defensas de tu piel desde dentro.
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- Aceite de girasol.
- Aceite de oliva.
- Aceite de borraja.
- Aceite de onagra.
- Aceite de soja.
- Aceite de maíz.
- Aceite de coco.
- Aceite de aguacate.
- Aceite de ricino.
- Aceite de argán.
- Aceites esenciales: añade algunas gotas a cremas o aceites (no los uses nunca sin rebajar).
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Compresas frías.
Pueden ser de agua, de agua con sal, o hechas con infusiones, que dejarás reposar y enfriarás antes de aplicarlas.
Las puedes mantener sobre la piel durante un tiempo, que dependerá del producto que hayas agregado, la concentración de este y el estado de la piel.
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Técnicas y trucos.
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- Busca sustitutos del rascado: frotar suavemente, dar golpecitos, apretar y soltar los puños… cualquier cosa que evite que te rasques y empeores el estado de tu piel.
- Procura tener las manos ocupadas: te servirá para tomar conciencia de cuándo y cuánto te rascas, y a evitarlo.
- Rasca una superficie o una tela, en vez de la piel, para engañar a la mente: te sorprenderá ver que funciona mejor de lo que puedas pensar. Cualquier truco que sirva para que no te rasques o lo hagas menos, mejorará el estado de tu piel.
- Aprende meditación, relajación, técnicas de respiración, de autocontrol...
- Haz ejercicio: te distraerá y te ayudará a descansar mejor.
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Dormir mejor
- Date un baño antes de ir a la cama y luego, hidrata la piel muy bien, con productos lubricantes y calmantes a la vez.
- Establece una rutina diaria, que tu cuerpo y mente identifiquen con el descanso: te será más fácil dormir.
- Procura que la habitación esté a la temperatura adecuada, y no te abrigues de más, para evitar el picor producido por el exceso de calor y el sudor.
- Usa camisones, pijamas y ropa de cama de algodón.
- Puedes tomar una infusión calmante antes de acostarte: ayudará a crear el ritual de sueño y a relajarte.
- Haz cenas ligeras, sin excitantes ni picantes.
- Si te han recetado antihistamínicos, puede ser el mejor momento para tomarlos.
- Si te rascas por la noche, puedes usar guantes o manoplas de algodón para dormir.
- Lee o medita antes de ponerte a dormir.
A continuación, tienes una lista de plantas medicinales especialmente indicadas para la dermatitis atópica. Las puedes usar como condimento de tus comidas, en infusiones, baños, como aceites esenciales…
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- Albahaca.
- Aloe vera.
- Árbol del té.
- Avena.
- Caléndula.
- Camomila.
- Cardiospermum.
- Clavo.
- Cola de caballo.
- Corteza de espino cerval.
- Corteza de roble.
- Cúrcuma.
- Eucalipto.
- Espliego macho.
- Flor de matricaria.
- Flor de saúco.
- Hierba de San Juan.
- Hinojo.
- Lavanda.
- Llantén.
- Mandarina.
- Menta piperita.
- Naranja.
- Orégano.
- Ortiga verde.
- Palmarosa.
- Pensamiento.
- Pepino.
- Raíz de regaliz.
- Salvia.
- Té negro.
- Tila.
- Tomillo.
- Valeriana.
Recapitulamos
- El picor de la DA puede ser desesperante y condicionar la vida de quienes lo padecen: busca los productos, las técnicas y los trucos que mejor te vayan y cambia, porque no siempre las mismas cosas te proporcionarán alivio.
- Cuenta con tu médico, consúltale siempre y pídele que te tenga al tanto de posibles nuevos tratamientos.
- No te automediques.
- Procura no rascarte, pero no te pelees contigo si lo haces: es un hábito -más allá de la “necesidad”- difícil de controlar y eliminar, porque no es consciente. Para minimizar los perjuicios, lleva las uñas cortas.
- Intenta llevar una vida sana y tranquila: es estrés puede desencadenar o empeorar los brotes y el picor.
- Cuídate y cuida tu piel a diario, incluso cuando parezca estar bien, para distanciar y acortar los brotes.
- Haz ejercicio y usa técnicas como yoga, tai-chi, mindfulness, etc.
Resumen