La dermatitis atópica es una enfermedad inflamatoria, genética y crónica que necesita de uno o varios factores ambientales para manifestarse.
Suele presentarse en los primeros meses de vida, en la mayoría de los casos no reviste gravedad, y tiende a moderarse, e incluso a desaparecer, con el paso del tiempo, de manera que en la pubertad o la adolescencia muchos enfermos no presentan ya síntoma alguno (la incidencia en adultos es, normalmente, del 2-3%).
Los desencadenantes externos son indispensables para desarrollarla, y puesto que uno de estos desencadenante puede ser algún alimento, a veces, los enfermos o sus familias, con la mejor intención, alteran su dieta drásticamente, eliminando o incorporando alimentos sin ninguna necesidad, con resultados negativos para la salud.
Intentaremos arrojar algo de luz sobre la relación entre la alimentación y la DA, y dar respuesta a las preguntas más frecuentes.
No siendo una enfermedad grave (los casos severos son pocos, estadísticamente), llega a alterar y condicionar mucho la vida de quienes la padecen y de sus familias.
El picor, el síntoma más molesto, puede ser intenso y persistente, haciendo que el enfermo busque soluciones a la desesperada.
Si quieres saber cómo aliviar o eliminar el picor, aquí encontrarás más información: Consejos y trucos para calmar el picor en la piel atópica.
Para conocer las mejores hidratantes para la DA, te recomendamos que leas: Las mejores cremas para pieles atópicas.
Hay que dejar claras varios conceptos, de partida:
- Los enfermos de DA tienen que hacer una dieta sana y equilibrada, como norma general.
- En algunos casos (alrededor del 30%), hay alimentos implicados en el debut y posterior evolución de la enfermedad.
- Sólo se debe modificar la dieta cuando hay constancia clara de intolerancia o alergia.
- No hay dietas milagrosas para acabar con la dermatitis atópica.
- Para aclarar dudas, al final de este artículo explicamos las diferencias entre intoxicación, irritación, intolerancia y alergia.
¿Cómo sé si algún alimento afecta a mi dermatitis?
En algunos casos, la dermatitis es el primer aviso de un cuadro alérgico, y en otros, se puede constatar qué factores, incluidos los alimentos, pueden estar desencadenándola o agravándola, aunque no exista una alergia.
Si bien es cierto que un porcentaje significativo de afectados por atopia puede llegar a desarrollar alergias (hasta el 60%) o alergias alimentarias (hasta un 30%), también lo es que la dermatitis atópica no es una enfermedad alérgica ni tiene que estar relacionada, necesariamente, con alguna alergia.
Está claro que el mejor detector de posibles alergias y reacciones a cualquier alimento eres tú, ya sea como paciente o como madre/padre de un paciente, pero ante los indicios, siempre tienes que acudir a tu médico, comentarle tus sospechas y seguir sus indicaciones o las del especialista al que te derive.
Nunca debes cambiar tu dieta hasta que así lo indique un profesional cualificado, tras realizar las pruebas pertinentes.
Eliminar alimentos o grupos de alimentos, como pueden ser los lácteos, e incorporar otros, por sus supuestos beneficios para la salud y la piel, puede derivar en problemas mayores, y más en el caso de bebés y niños.
La relación entre la DA leve y las alergias no está demostrada ni sustentada, y hay ya muchos estudios al respecto.
En los casos de moderados a graves, sí se ha podido constatar la presencia de alergias alimentarias hasta en un 30% de los afectados, principalmente en bebés y niños.
La prevalencia de alergias asociadas a la DA en adultos es mínima.
Los alimentos más sospechosos
Ya exista una reacción irritativa, una intolerancia o alergia, hay una serie de alimentos que tienen más probabilidades de causarlas.
- Productos lácteos.
- Huevos.
- Frutos secos.
- Pescados.
- Mariscos.
- Cereales.
- Soja.
- Mostazas.
- Colorantes y conservantes alimentarios.
- Algunas frutas y verduras, como las fresas, los tomates, el apio, etc.
- Cualquier comida o producto elaborado con alguno de los citados.
En la dermatitis atópica y en las alergias hay que aplicar siempre el principio de que no existe la enfermedad, sino el enfermo, por lo que el diagnóstico ha de ser personalizado, y el tratamiento también.
La mejor alimentación para la piel atópica
Si los afectados por la DA deben hacer una vida lo más normal posible, y esto incluye su régimen de alimentación, también es cierto que hay alimentos cuya ingesta deberían moderar, y otros que deberían primar, siempre que no exista intolerancia o alergia.
Una alimentación sana, variada y equilibrada, sumada a los otros cuidados que la piel atópica necesita, ayudará a su organismo a lidiar con la enfermedad y sus brotes.
Da igual lo que te cuenten: no hay una dieta que cure la dermatitis atópica.
Merece mención especial la alimentación de los bebés.
La alimentación de los bebés con DA
- La lactancia materna es la mejor opción, siempre que sea posible. Proporciona una protección a los bebés que, de otra manera, no pueden obtener por ninguna otra vía.
Procura alargarla, por lo menos, hasta el 4º mes, aunque cuanto más la mantengas, mejor.
La leche de vaca está asociada a un porcentaje elevado de casos severos de DA en bebés (e incluso en niños y adultos, aunque en porcentajes menores), lo que no significa que sea perjudicial siempre.
- El pediatra te irá indicando qué alimentos ir incorporando, a qué ritmo y cuándo.
- También el pediatra señalará los pasos a seguir en caso de posibles intolerancias o alergias. Consulta tus dudas con él.
Encontrarás más información sobre la piel atópica en bebés en nuestro artículo: Dermatitis atópica en bebés: síntomas, causas, tratamiento y cuidados.
Alimentos de los que no debes abusar
Como uno de los síntomas de la atopia es la inflamación, parece lógico evitar alimentos que puedan contribuir a exacerbarla.
Los extremos no son recomendables, así que si te gustan estos alimentos, no prescindas totalmente de ellos, o hazlo solo cuando tengas un brote (deberás comprobar si te afecta o no).
- Alcohol: su consumo puede empeorar la DA, así que modéralo, y elimínalo cuando estés en pleno brote.
- Tabaco: aunque no sea un alimento, lo incluimos, porque está demostrado su efecto negativo en la dermatitis atópica, tanto consumido, como cuando la piel está expuesta a él.
- Productos ácidos, que puedan irritar la piel o las mucosas (cítricos, fresas, kiwi, vinagre…), solo cuando, efectivamente, irriten las mucosas o la piel por contacto directo. Esta irritación no es, necesariamente, síntoma de alergia o intolerancia.
- Grasas saturadas, cuyos efectos inflamatorios están probados.
- Grasas trans o transaturadas, presentes en algunas margarinas, en dulces, comidas rápidas, productos preparados, etc., que no sólo tienen efecto inflamatorio, sino que desequilibran la flora intestinal y afectan negativamente al sistema autoinmune.
- Azúcar, que es inflamatoria e inmunosupresora. Su abuso puede causar depresión o ansiedad. Asimismo, destruye la flora intestinal, favoreciendo el crecimiento descontrolado de hongos y parásitos.
- Harinas refinadas, que, además de producir inflamación, pueden originar intolerancias. Muchas veces incorporan elementos ocultos potencialmente alergénicos como soja, colorantes, etc.
- Excitantes, como el café y el té, el cacao, o las bebidas energéticas, incrementan el picor.
- Comidas excesivamente fuertes y/o picantes, que pueden empeorar el prurito.
- Comidas con conservantes y colorantes, que pueden provocar intolerancias y ocultar ingredientes potencialmente alergénicos.
- Como norma general, evita la comida rápida, las comidas preparadas y las bebidas muy azucaradas, como los refrescos y los zumos envasados.
- Reduce al mínimo los fritos y rebozados.
Alimentos que te ayudarán
- Agua: fundamental para mantener la piel hidratada y elástica.
- Frutas y verduras: si no hay un diagnóstico de alergia, ni mucosas irritadas que puedan doler o empeorar con los ácidos de algunas frutas, no tienes por qué eliminar ninguna fruta o verdura de tu dieta. Aportan:
– Fibra, que contribuye al equilibrio de la flora intestinal.
– Vitaminas fundamentales para el cuidado y la mejora de la piel, como la vitamina A, la B 5, la C, la E, etc.
– Ácidos grasos ricos en omega 3, antiinflamatorios.
– Minerales y antioxidantes que ayudan a recuperar la salud de la piel y mantenerla.
– Hidratación, por su alto contenido en agua.
- Zumos naturales y batidos de frutas y verduras. Aprovecha que ahora están de moda, y los puedes pedir en muchos sitios cuando salgas. Te aportarán los mismos beneficios que las frutas y verduras frescas.
Procura hacerlos en licuadoras que prensen en frío, para sacarles todo el provecho.
- Plantas medicinales, en infusiones, evitando café y té (rico en teína, la misma molécula que la cafeína pero con diferente nombre).
Hay muchas plantas que tienen efectos antiinflamatorios, regeneradores, calmantes, cicatrizantes, emolientes, antisépticos, inmunomoduladores y relajantes: tomar tila o valeriana antes de ir a la cama te relajará y te ayudará a dormir mejor.
Puedes usarlas también como condimentos para tus comidas; desde el perejil, rico en vitamina C, hasta la cúrcuma, que es un potente antiinflamatorio.
- Alimentos con un alto contenido en ácidos grasos omega 3, presentes no sólo en algunas frutas y verduras, sino también en el pescado azul y el marisco, los aceites vegetales y algunos frutos secos. Son antiinflamatorios y ayudan a la capa lipídica de la piel.
- Alimentos ricos en probióticos: yogures naturales y sin azúcar añadido, kéfir, encurtidos fermentados naturalmente (no mediante procesos industriales )y aceitunas (si no están pasteurizadas), pan de masa madre, etc.
- Cuanto menos cocinados estén los alimentos, mejor. Frutas y verduras crudas son una muy buena opción.
- Siempre que puedas, utiliza productos de temporada.
Intoxicación, irritación, intolerancia y alergia
Es importante distinguir entre estas posibles reacciones ante cualquier agente exterior.
Intoxicación.
Se produce ante la exposición a o la ingesta de algún veneno o producto en mal estado (toxinas).
Puede ser leve, moderada o grave, y presentar síntomas cutáneos, digestivos y/o sistémicos (que implican a todos los sistemas corporales).
Es puntual y no la provoca, en el caso de los alimentos, el alimento en sí, sino alguna sustancia añadida, o producto de la descomposición o la mala conservación del mismo.
La reacción puede ser inmediata, pero también puede producirse tiempo después de la exposición al contaminante.
Irritación.
Hablamos de irritación cuando algo produce una reacción desproporcionada, al entrar en contacto con la piel. No es necesario padecer de DA o cualquier otra afección de la piel para tener una reacción irritativa ante la exposición a alguna sustancia.
La irritación no tiene más implicaciones y desaparece al eliminar el factor irritante. Es molesta y puede originar prurito, a veces intenso, pero no va más allá.
Se soluciona evitando el contacto con lo que sea que la produce.
Una sustancia puede provocar irritación cutánea, pero ser consumida sin problema.
Intolerancia.
Se origina cuando el cuerpo no procesa adecuadamente algún alimento o grupo de alimentos (intolerancia metabólica), cuando no es capaz de asimilar determinados nutrientes (intolerancia inespecífica), o cuando en algún alimento hay presencia natural de sustancias que son capaces de provocar reacciones digestivas y/o neurálgicas a algunos individuos (intolerancia farmacológica).
Se manifiesta con malas digestiones, gases, hinchazón abdominal, diarreas, cefaleas, cansancio, etc.
La intolerancia alimentaria no es fácil de detectar, porque no produce una reacción inmediata: la distancia temporal entre el desencadenante y la reacción puede dificultar la identificación del primero.
Además, puede ocurrir que el mismo alimento produzca síntoma en algunas ocasiones y no lo haga en otras, dependiendo de la cantidad ingerida, por lo que la persona afectada puede exponerse a pequeñas cantidades del alimento que produce intolerancia sin presentar síntomas.
En pacientes de DA se han verificado reacciones de intolerancia a alimentos cuando el enfermo está en pleno brote, pero que han desaparecido al mejorar su estado.
La intolerancia puede ser transitoria, provocada por alguna patología, de forma que al desaparecer esta, desaparece la intolerancia.
En las intolerancias no están involucrado el sistema autoinmune, a diferencia de las alergias.
Alergia.
La alergia es una reacción inmediata, manifiesta y, a veces, muy aparatosa, del sistema autoinmune ante la ingesta de determinados alimentos (aquí hablamos de alergias alimentarias solamente), que reconoce como agentes patógenos, y contra los que se defiende. Esta reacción permite identificar fácil y rápidamente el alérgeno.
Ante una alergia alimentaria, el sujeto tiene que evitar a toda costa la exposición, el contacto y la ingesta del alérgeno, ya que la más mínima cantidad, o traza del mismo, desata la reacción, que puede llegar a ser grave (shock anafiláctico).
Los síntomas no son única ni necesariamente digestivos: inflamación, dificultad al respirar, urticaria, etc.
Es importante distinguir entre estas posibles reacciones a los alimentos, por lo que, ante cualquier sospecha, debe ser un profesional médico el que diagnostique el problema e indique las medidas a tomar.
Sintetizando
- No existe una dieta milagrosa para la dermatitis atópica.
- Cuidar lo que comes sí puede ayudarte a estar mejor y tener la piel mejor.
- Mantener la piel hidratada por dentro es importante.
- Come de todo, sano y equilibrado.
- Huye de las modas y de los productos exóticos, que son mucho más caros y tienen equivalentes perfectos en la cesta de la compra normal (por ejemplo, las bayas goji tienen mucha vitamina C, pero no más que nuestros cítricos de toda la vida, el kiwi, etc.).
- No elimines ningún alimento sin una buena razón: intolerancia o alergia avaladas por pruebas.
- Cuenta con tu médico y consulta con él.
- No tomes complementos vitamínicos y/o minerales por tu cuenta.
- Las dietas de eliminación pueden ser contraproducentes, y más para los niños. A veces, es la propia eliminación de un alimento de la dieta, la que provoca una posterior reacción negativa de nuestro cuerpo.
- Aunque está de moda dejar el gluten, esto solo se justifica en casos de celiaquía o intolerancia.
- Las comidas ligeras, tanto en composición como en cantidad, tienen digestiones ligeras y son mucho mejores en general, y en particular, para quienes padecen DA. Es mejor hacer más comidas a lo largo del día.
- Si existe intolerancia, y siempre bajo supervisión médica, verifica cada cierto tiempo si la intolerancia permanece, o ha desaparecido.
- Las restricciones y dietas específicas deben ser personalizadas: lo que ayuda a una persona con dermatitis atópica, puede ser contraproducente para otra.
- Dedica tiempo a tus comidas, tanto a prepararlas como a tomarlas: recuerda que el estrés empeora la atopia.
Resumen